jueves, 21 de abril de 2011

Día setenta y dos.

Mi chico llegó, soy feliz. Creo que en este momento no necesito nada más en la vida. Lo miré a los ojos, lo abracé y después de hablar con él un rato, supe que era el mismo que se fue, el mundo estaba en paz, mi mundo está en paz.
Ahora él y mi hermana están fregando la loza y arreglando la cocina, ya que yo estoy con un brote de dolor articular en una rodilla que me impide estar de pie, son buena gente.
Vino una amiga con su hija, estuvimos toda la mañana hablando junto con mi hermana, lo pasamos muy bien, ahora voy a escribir un rato mientras se calienta la comida. Gracias por leerme, Maca.

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