viernes, 22 de abril de 2011

Día setenta y tres.

14 hs. Nos esperan para ir a almorzar, mi hijo mayor y mi hermana, los llamé para decirle que íbamos a llegar un poco retrasados, al escuchar su voz, tan comprensiva, tan auténtica, sólo se me ocurrió mirar al cielo y decir en un murmullo, gracias Dios mío por haberme dado esta familia tan maravillosa.
15 hs. Llegamos hace un rato, lo pasamos muy agradable, entre bromas con los chicos y con mi hermana. Fui a ver la casa de mi hijo el mayor, que aun no la conocía y luego nos trajo a la nuestra. Ha sido un día, sinceramente feliz porque lo he compartido con la gente que más quiero. Gracias por leerme, Maca.

jueves, 21 de abril de 2011

Día setenta y dos.

Mi chico llegó, soy feliz. Creo que en este momento no necesito nada más en la vida. Lo miré a los ojos, lo abracé y después de hablar con él un rato, supe que era el mismo que se fue, el mundo estaba en paz, mi mundo está en paz.
Ahora él y mi hermana están fregando la loza y arreglando la cocina, ya que yo estoy con un brote de dolor articular en una rodilla que me impide estar de pie, son buena gente.
Vino una amiga con su hija, estuvimos toda la mañana hablando junto con mi hermana, lo pasamos muy bien, ahora voy a escribir un rato mientras se calienta la comida. Gracias por leerme, Maca.

lunes, 18 de abril de 2011

Día setenta y uno.

Aquí estoy, esperando al "muchacho", deseando verlo y darle un abrazo como sólo las madres sabemos darlos. Necesito tocarlo, besarlo y lo más importante, hablar con él, saber que es lo que piensa y como se siente. El padre de su amigo lo trae del aeropuerto, pues su hermano empezaba hoy a trabajar a las 15 hs. y no le daba tiempo de ir a buscarlo. Sólo deseo que suene el timbre y que llegue ya.... Gracias por leerme, Maca.