viernes, 22 de abril de 2011

Día setenta y tres.

14 hs. Nos esperan para ir a almorzar, mi hijo mayor y mi hermana, los llamé para decirle que íbamos a llegar un poco retrasados, al escuchar su voz, tan comprensiva, tan auténtica, sólo se me ocurrió mirar al cielo y decir en un murmullo, gracias Dios mío por haberme dado esta familia tan maravillosa.
15 hs. Llegamos hace un rato, lo pasamos muy agradable, entre bromas con los chicos y con mi hermana. Fui a ver la casa de mi hijo el mayor, que aun no la conocía y luego nos trajo a la nuestra. Ha sido un día, sinceramente feliz porque lo he compartido con la gente que más quiero. Gracias por leerme, Maca.

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