martes, 19 de octubre de 2010

DÍA TREINTA Y UNO

                Evidentemente, Fdo. se fue hace dos días, todo ha vuelto a la normalidad, yo a mis escritos, el mundo a sus cosas. No he hecho nada especial estos días, estoy bastante bien de mis dolores, lo que me tiene satisfecha, claro, que al no hacer ningún esfuerzo ni ningún movimiento repetitivo, lo lógico es que no me moleste. Hoy empezó a trabajar en casa una señora que le limpia a mi hermana, es un tesoro, ya la conocía, lo hace muy bien y es muy simpática. Vino una amiga  con la que pasé un rato muy agradable, nos tomamos una cerveza y nos pusimos al día de nuestras cosas. 
                 Mi amiga está preocupada por mí, pues dice que el hecho de no salir de casa, de no socializarme con los demás, son señales de que algo no anda bien en mi. Yo le digo que no se me apetece, cuando alguien me dice nos vemos en tal sitio o en tal otro, me parece un absurdo, pues con venir a casa tienen suficiente. No se si tengo razón o no , seguramente no la tengo, pero yo me siento así, estoy a gusto en casa, paso muchas horas en la terraza y soy feliz ahí. 
                          En fin, no se que opinará usted, gracias por leerme, Maca.

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