sábado, 9 de octubre de 2010

DÍA VEINTISEIS

                      Estuve leyendo lo último que escribí, el otro día, que salí tan feliz para hacer muchas cosas, no pude hacer demasiadas, porque me lo impidió el dolor del talón, en cuanto llevo caminando un rato, me avisa de su presencia. Bueno, da igual, ya me voy acostumbrando a este enemigo, que me acompaña a todas partes, me vine a casa y me dediqué a otra cosa. Hoy, vino Denia, es una amiga que cuidó a mi madre los últimos años, hizo mucho por ella, es muy buena gente, fuimos a casa de mi madre, valga la redundancia, estuvimos mirando si había algo que ella necesitara, es cubana, viaja una vez al año a su país, allí se pasa mucha necesidad, siempre lleva cosas, ropa, zapatos y todo lo que pille. Se llevó varias cosas para su casa, vasos, el microondas, que ya se lo había ofrecido y cosas así. Después su hijo pasó a recogerla. De todas formas, quedamos para hablarnos mañana, porque hay cosas mas grandes que son de su interés, si puede, pasará. 
                            Nada mas que contar, gracias por leerme, Maca.  

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